Cuando ayer te vi y me preguntaste qué tal
estuve a punto de volver a contártelo todo:
Mi vida, mis preguntas, mis secretos y mis cero milagros:
Que otra vez tengo mil miedos, que soy igual de pequeñaja, que todavía me gusta reírme por cosas sin sentido.
Que algún día al ver a gente
curiosa me acuerdo de ti y me dan ganas de mandarte una foto y que me digas si con esa sí o no.
Que sigo siendo bipolar, que sigo dando vueltas con el coche, que sigo con crisis de soledad.
Que aún me cuesta decidir, aún me acuerdo de la acera y del que pedía turno, aún caigo a veces en pensar en qué hubiese pasado, aunque no deba.
Que todavía no conozco las calles de Madrid, que sigo sin saber leer un mapa. Que aún puedo saber tus estados de ánimo aunque los niegues.
Pero luego pensé en ti.
Por eso solo sonreí y te dije que muy bien.
Y me fui.